"El texto de la obra" selección Silvia Gurfein

Participación en la publicación
Gracias Silvia




Nine views of contemporary argentine photography


FOSTER CATENA EN DOT FIFTYONE GALLERY (MIAMI)

noviembre 2011



Miami, noviembre de 2011. La exhibición Poéticas de la expansión: nueve miradas de la fotografía contemporánea argentina presenta una selección de obras de artistas emergentes y otros de amplia trayectoria cuyas líneas de trabajo evidencian diversas vertientes dentro de la producción artística en Argentina a través de la mirada específica de la fotografía actual. Estos abordajes, que lejos están de inscribirse en una definición clásica del medio fotográfico como procedimiento de registro, dan cuenta de la expansión de un soporte que está redefiniendo sus márgenes. En las últimas décadas, la vertiginosa transformación tecnológica implicó un desborde de los límites tradicionales de la fotografía y el surgimiento de nuevas formas de producción, percepción y circulación de un medio central para pensar el arte contemporáneo a nivel global. Este desarrollo coincide con una época en que la fotografía es revalorizada junto a escenarios cuyas latitudes eran invisibles hasta hace pocos años. En este sentido, la producción argentina que se exhibe en esta oportunidad en el contexto de Miami-un centro primordial de interacción del arte internacional- se inserta en los debates vigentes sobre la producción fotográfica interpelando las posibilidades y redefinición de sus alcances.
La obra de Bruno Dubner explora las bases del medio fotográfico experimentando a través de las huellas de la luz sobre papeles, negativos y diapositivas, o por la mediación de su propio cuerpo entre las películas y selectivas fuentes de luz dentro de un cuarto oscuro. En su trabajo el uso de la cámara se convierte en una opción entre las diversas operaciones con las que reflexiona sobre el soporte fotográfico hasta configurar imágenes y planos de color que nos remiten al conceptualismo.
Dentro de la vertiente de trabajos enraizados en estéticas de la postproducción digital se presentan dos líneas muy diferentes: Jorge Miño exhibe fotografías en gran formato que se manifiestan en arquitecturas transitorias y en movimiento, espacialidades que sugieren la idea de infinito y el cambio constante en la percepción del que las transita con la mirada. Los recursos plásticos que utiliza Miño en la construcción de sus fotografías parece extraerlos de la tradición pictórica: se perciben en las cualidades compositivas, los recursos cromáticos y la diversidad de texturas. Un tinte fantasmal sobre imágenes estrictamente figurativas y otras que bordean la abstracción hace pensar en la inmanencia del tiempo, en lo que ya no está materialmente pero queda presente como una lejanía. Por su parte, la serie Guilty! de Marcelo Grosman se sirve de registros fotográficos de archivos policiales para configurar retratos arquetípicos que dan cuenta de operaciones de las instituciones de control social en la determinación de la culpabilidad. Refiriendo a bases de las teorías decimonónicas sobre la supuesta asociación entre la fisonomía y la naturaleza “criminal” de los sujetos, esta serie de complejos retratos construidos digitalmente por el artista interpelan al espectador en la ambigüedad de la constitución del culpable-víctima como ejercicio político. La textura que configura los rostros y el contundente uso del color nos remiten a la impronta de lo mediático como instrumento discursivo del poder.
   Juan Sebastián Bruno interviene fotografías de Edward Weston y Alexander Rodchenko con recursos formales y compositivos propios de las construcciones abstractas. En el cuidadoso montaje al disponer una selección de objetos sobre las imágenes existentes, Bruno repiensa sentidos y problemáticas recurrentes en la apropiación de discursos artísticos históricos cruzados por su universo personal.
Las naturalezas muertas de Cecilia Lenardón presentan mundos domésticos a través de la delicada disposición de vajilla y recipientes de diversa procedencia sobre fondos cuyas cualidades gráficas y formales completan universos monocromáticos singulares. Cada elemento que los constituye parece ser imprescindible tanto en la estructura de sostén como en la composición de la imagen. Mediante un género clásico pictórico, Lenardón vuelve sobre el mundo cotidiano que habita y lo poetiza.
En sus fotografías, Ignacio Iasparra captura vegetaciones que parecen ilusorias al manifestarse como complejas tramas de color vibrante. Ante ellas, una sensación de extrañamiento nos hace pensar en paisajes del realismo mágico. Las largas exposiciones bajo la luz de la luna convierten a estas bellas imágenes atemáticas en mundos para reflexionar sobre la capacidad de la técnica fotográfica de develar algo que está más allá de la realidad material que presenta y que es propio del arte. Asimismo, las imágenes de Guillermo Ueno no intentan representar ninguna temática específica. Desde el uso de la fotografía analógica y la toma directa, retrata escenas cotidianas de su universo más íntimo y las describe como “koans” -adivinanzas del budismo Zen- que representan “compañeros en una trayectoria errática de ensueño”. El artista parece observar su mundo como un otro que descubre la belleza que subyace en las situaciones más simples, y se vale de la percepción de cada detalle en las cualidades de lo que registra.
    Alejandra Urresti fotografía en detalle una serie de escenografías de programas de televisión por cable: arquitecturas efímeras que presenta con crudeza sin intención de disimular lo provisorio en su factura y la puesta que las rodea. Desprovistas de sus sonrientes habitantes en escena, estas construcciones espaciales nos interpelan ante un silencio atemporal, se presentan inmóviles para que el que las observa las provea de sentido.
Finalmente, el colectivo de artistas Oligatega -Mateo Amaral, Maximiliano Bellmann, Alfio Demestre y Mariano Giraud- aborda su producción en la construcción de escenarios que devienen de la literatura de ciencia ficción, recurren al absurdo y a su vez a un humor crítico. Sus imágenes surgen frecuentemente en la subversión en el uso de las tecnologías, reutilizan los desechos culturales para tergiversar los sentidos de los territorios, personajes, objetos y materiales encontrados.