Munar Arte 2018 "El ritmo y la línea"

PASTO Galería

¿Qué fue primero el ritmo o la línea? La vibración que se origina del encuentro entre las obras de Juan Sebastián Bruno y Donjo León explota en varias direcciones y sentidos. Danza alrededor de la sala de exposiciones, rebota en el techo, e impacta finalmente en el cuerpo de la audiencia, que recibe esa energía como una tensión amable o como un susurro al oído. Un abrazo entre nociones binarias con frecuencia enfrentadas: forma y espíritu, atención y trascendencia, austeridad y belleza, reflexión y deseo… Y así un buen número de principios y pistas que, por fin reconciliados, ponen en relieve cómo aquello de “Dios está en los detalles” supone el antecedente de todo análisis materialista.
Cruz, de Juan Sebastián Bruno exprime esa economía de la optimización compositiva y pragmática que no renuncia a un plano absoluto: un mínimo de forma, casi un esqueleto, abstracto y pegado a la idea, por un máximo de experiencia terrenal. La cruz arrumbada, todavía majestuosa, reclamando un sentido elevado para todos los objetos ordinarios y cotidianos, para nuestra segunda naturaleza, la artificial, aquella que con sus manos fabrican los obreros.
Ese ámbito, el de los objetos de este mundo, es donde la línea al suelo que dibuja la cruz de Bruno se une con el dispositivo escultórico y sonoro de Donjo León. Una máquina mística que se propone representar lo apenas visible, la parte de la realidad que no se agota en el ojo, a través del sonido y la utilería, cuando las operaciones técnicas nada tienen que ver con la destreza electrónica o ingenieril. La música de Campanario es la presencia que queda de un sistema en el que la gravedad y el peso interactúan con el azar y el agua. Imposible no recordar la música de las esferas, casi una versión terrenal de una arquitectura del cielo, un recuerdo sinestésico que hace del color la puesta en acto de una onda cualquiera.
El ritmo y la línea nos transporta a un universo de secuencias mágicas, formas de un religiosidad plebeya y combinaciones plásticas. Campo de operaciones lúdicas, y no por ello menos alquímicas, la geometría blanda y afectiva de Juan Sebastián Bruno y Donjo León se separa de las certezas y abusos del cálculo o del álgebra. Este es un espacio alternativo para una sensibilidad aumentada, que hace posible percibir un sonido o una fuerza sin urgencias, según sus propios ritmos, rendidos a su potencia ilimitada.

https://artemunar.com.ar/expo/elritmoylalinea/